Blogia

... SIN DEJAR DE SONREIR ...

Cuando no tienes nada por lo que reír

Cuando no tienes nada por lo que reír

Hay veces en la vida (muchas veces) que te levantas de la cama sin ganas de vivir. Sencillamente por inercia: con la precisión de un reloj suizo apagas el despertador, te vistes, tomas un café y sales a la calle. A mi me ocurre una cosa, irremediablemente, día tras día.

Mi trabajo está cerca de la estación de autobuses y todos los días, todos los puñeteros, días veo a parejas que se abrazan al verse tras mucho tiempo, a jóvenes ilusionados con la mochila al hombro, a algún anciano de los de boina y sonrisa desdentada mirando con ilusión un billete... yo paso de largo, echo una última mirada, entre nostálgica y ansiosa, y sigo caminando.

¿Qué ocurre? Que cada día que paso cerca de esa estación me pierdo un poco más. Dejo de ser yo. YO hubiera subido al primer autobús a dormir en una playa perdida. YO me hubiera enganchado al primer solitario de la cafetería vecina a comprobar si le importaba tener a un compañero de huidas. Ese extraño que deja la estación de lado y se mete en una monótona oficina a malgastar la literatura que corre por sus venas escribiendo sobre diabetes no soy yo.

Y es que hay veces que no tienes motivos para sonreír, porque podría huir de mi vida, pero no podría huir de mi mismo. YO me perdí en algún rincón del tiempo y nadie sabe cuando me encontrarán.

Sentiste alguna vez lo que es tener el corazón roto
Sentiste a los asuntos pendientes volver hasta volverte muy loco
Si resulta que sí, si podrás entender lo que me pasa a mí esta noche
Ella no va a volver y la pena me empieza a crecer, adentro
La moneda cayó por el lado de la soledad y el dolor
Todo lo que termina, termina mal, poco a poco
Y si no termina se contamina más y eso se cubre de polvo
Me parece que soy de la quinta que vio el mundial 78, me tocó crecer viendo a mi alrededor paranoia y dolor
La moneda cayó por el lado de la soledad otra vez
No me lastimes con tus crímenes perfectos, mientras la gente indiferente se da cuenta
De vez en cuando, solamente sale afuera la pena real
Si resulta que sí, si podrás entender lo que me pasa a mí esta noche
Ella no va a volver y la pena me empieza a crecer, adentro
La moneda cayó por el lado de la soledad y el dolor
La moneda cayó por el lado de la soledad otra vez
La moneda cayó por el lado de la soledad.

Andrés Calamaro - Crímenes perfectos 

Estado: Trajes y cortinas

Estado: Trajes y cortinas

Es curioso lo que puede llegar a representar una canción, un grupo musical o sencillamente una melodía. Os contaré una pequeña historia.  Resulta que yo siempre he sido sabinero. Es un modo de vida. Consiste en tomar como guía de vida el cancionero del maestro Joaquinito. Es sencillo y a la vez casi imposible. Todas sus canciones desprenden un aroma a vejez mal contenida y a amoríos eternos que no duraban nada. Por supuesto es muy… bohemio seguir sus enseñanzas sobre la vida, como no, pero también jode mucho. Durante un tiempo conseguí mi propósito. Paseaba como un alma errante, sin motivo aparente, escribía mucho sobre la absoluta irrealidad que supone el amor compartido. Me “enamoraba” (entre comillas, si) a cada instante, bebía y fumaba como un camionero y solo quería a las mujeres para pasar el rato, aunque me gustaran no iba detrás suya para siempre. Les absorbía la inspiración literaria (gran tesis filosófica de un amigo mío) y las dejaba. 

Pero… ¡vaya por dios! No se me ocurre otra cosa que enamorarme (sin comillas, si). Enamorarme de verdad, no entrar en una especie de obsesión literario-compulsiva por una persona, no. ENAMORARME, con toda la carga aterradoramente perversa que lleva implícita esa palabra. ¿Y bien? ¿Qué ocurre? Pues que después de un tiempo ella me deja, cual colilla maloliente de la que no se puede fumar más. ¿Cómo me quedo? Maestro Sabina, ilústrame.

1-  No debería contarlo y sin embargo... No, no... no estoy enamorado... tengo despecho... tengo odio.2. Puedo ponerme cursi y decir... Carajo, que no, que no estoy enamorado, no me quiero declarar, no quiero ponerme digno... yo ODIO.3. Más triste que un torero... ¡Qué no, por dios! Yo la ODIO, no estoy triste... bueno, un poco. Y así aproximadamente unos 19 días y 500 noches. No encontraba la frase adecuada en el contexto adecuado. No encontraba la melodía idónea. Me sentía herido. Don Joaquín no me iluminaba. Miraba su cancionero como el buen cristiano miraría la historia de Job, preguntándose que a que clase de dios adoraba… De vez en cuando un soplo (no le quedan dos puntos suspensivos) refrescaba mi atolondrado espíritu, pero nada. Mi maestro no me iluminaba. Paralelamente, con las pocas ganas que tenía de vivir… vivía. No era una existencia plena, por supuesto, más bien me desdibujaba como la sombra se desdibuja en una playa de agua clara. Y en esa existencia titilante me dio por escuchar, de soslayo, como lo había hecho hasta ahora, a un grupo que me gustaba pero al que nunca presté excesiva atención: Los Planetas. Una canción suya me encantaba, del mismo modo que me podía encantar en su día La Mayonesa… me parecía graciosa y me animaba. Mas de repente ese día (espero que acabes colgando de un pino) sonaba de un modo diferente, (cuando veas lo imbécil que has sido), la escuchaba y me sentía plenamente (cuando veas que lo has hecho fatal) identificado… me sentía (me he acostumbrado a tus putas escenas) el protagonista… 

Claro, imaginaos mi sorpresa. Por un momento de breve alborozo, de los primeros momentos de aquella etapa de mi vida, creía que por fin alguien me comprendía. Pronto reaccioné y me dije: “no, no olvides que no hablamos de Sabina”. Pero seguí escuchando al grupo un poco más. Escuchando canciones suyas que jamás antes había oído y (con fruta que jamás habías probado) francamente… me entraban ganas de preguntarle a Jota, el cantante, (y dices que tus gustos han cambiado) si conocía a mi ex novia.

 Así que continué buceando por la discografía de Los Planetas: ese grupo gracioso, que yo denominaba de género happy-pop, se convirtió poco a poco en el único que describía mis estados de ánimo a la perfección. ¿Y qué tiene que ver toda esta parrafada con el título del post, os preguntaréis? Bien, el otro día, hablando con un amigo, precisamente con el que me recomendó y me insistió que escuchara a Los Planetas, le pregunté que como se encontraba, ¿su respuesta? “Bueno, un poco trajes y cortinas” … y yo también… 
Trajes y cortinas
cuando estaba a punto de olvidar
los días de la casa de cristal.
 
Polvo en las ventanas 
y las velas amarillas
y las luces que tu hermana nos regaló.
 
Tu cara de satisfaccion
y los muebles del salón.
 
Pelis de vampiros
y fantasmas digitales
brillan de pronto en tu cara como una máscara.
 
Las luces del piso de enfrente
que se encienden y se apagan,
escuchando los discos de Sarah hasta que eran las seis.
 
Bebiendo vino de cartón,
asomados al balcón.
 
Miro en la cocina
o en el supermercado,
y la nieve de este cuarto pide dormir 
 
He esperado a veces
pero ahora estoy cansado.
Sólo espero no encontrarte si estás por aqui
 
Y que no existieras nunca más,
que no existieras más.
 
Y que no existieras nunca más,

que no existieras más.

                                                       Nueva visita a la casa (Los Planetas)

Cuatro veces antes de dormir...

Cuatro veces antes de dormir...

... he escuchado esta canción.

-----------------------------------

Cuando me hiciste llamar
no sospechaba
plastilina con color
ropa interior
recuerdos de allí afuera
cómics de ciencia ficción
vida interior

y yo no quiero volver
no me repitas jamás
que no sabes qué hora es
las 7 y 27 o no?
ya terminé....

no te echaré de menos en septiembre
verano muerto veré a las chicas pasar

será
como aquella canción
de los años 80
seré
como el tipo que algún día fui

Bloody marys en el bar
un dejavu
matrix está cambiando
por la confesión brutal
de tu relato....

y yo no quiero volver
no me repitas jamás
que no sabes qué hora es
las 7 y 27 o no?
ya terminé....

no te echaré de menos en septiembre
verano muerto veré a las chicas pasar

---------------------------------------

Y es curioso, porque te echo de menos ahora, y te tengo cerca, porque no es septiembre, porque persiste el deja vú y porque no puedo dejar de pensar en ti....

...por supuesto, solo ahora... mañana será otro día.

Sobre amistad

Sobre amistad

Es curioso lo complicado que es definir la amistad. Para algunos es salir de copas con los amigos, yo a eso lo llamo "colegueo". Otros en cambio opinan que un amigo es aquel que te puede conseguir un buen negocio o apañarte un coche... creo que esos son amiguetes. También tenemos el polo opuesto, aquellos que opinan que amistad es saber como se encuentra tu "amigo" 24 horas al día, llamarlo a cada instante, saber que opina a cada hora, no pasar más de una semana sin verlo. Llegar a un estado tal de empatía que cuando os veáis no tengáis nada que decir... yo a eso lo llamo noviazgo... y de los pesados.

Para mi amistad es hacer los mismos chistes con alguien durante años y seguir riendoos, es encontrarle sentido a la conversación: "¿qué haces?", "me aburro, ¿y tú?", "yo también, ¿quedamos y nos aburrimos juntos?", "¡planazo!". Creo que comprendes cuando alguien es tu amigo en la siguiente situación:

Escena: Jueves por la tarde. Tu novia y tu os encontráis en el salón ricamente tumbados. Suena el teléfono. Coges y a los 10 minutos vuelves.

- ¿Quién era?

- X, que viene este domingo.

- Anda, y llevas sin verlo 6 meses, ¿no?

- Si, a ver si nos tomamos algo.

Llega el domingo. Tu amigo X y señora llegan a un bar donde tu novia y tú los esperáis. Besos, abrazos, "quepasahijodeputas"... En una fracción de segundo, tu novia y la señora de X están hablando de trabajo, de futuros pisos, de hijos... de nuevos peinados...

- ... bueno X... ¿qué?

- Bien... TIO, HAS VISTO LA ÚLTIMA DE TARANTINO!!?

- NO JODAS!! QUE CRACK, CUANDO EL MALO LO COGE Y LE HACE BUMMM, Y EL OTRO HACE, PLAASH Y TOA LA SANGRE SALPICANDO!!!

- Digo, Yiiiibaaaaa, eso es una cosa asín como eso que se coge y se hace ñaca...

- Cuchara!!!

- Esooooo!!!

Entonces la señora de X y tu novia os miran como diciendo: "manda huevos, 6 meses sin verse y mira de lo que hablan"

Llegamos al punto al que quería llegar: ESO es la amistad. Si surge un problema necesitas encontrar a un amigo que se trague tus penas, si, pero después de soltarle todo el rollo te apetece reírte con los chistes que os hicieron amigos, NO MÁS. Si estás mal, llamarás a tu amigo, si estás bien, llamarás a tu amigo. En ambos casos para hacer lo mismo.

Recuerdo una escena de "padre de familia". Peter pasó un mes de retiro con mujeres para descubrir "su lado femenino", al llegar de nuevo a casa se mete en la bañera, con velitas e incienso, coge el telefono y llama a su amigo Guacmaill (o como se escriba)

Peter: Hola Guacmaill, soy yo, Peter!

Guacmaill: Hola Peter, ¿qué pasa?

P: Nada, solo quería hablar. ¿Como estás?

G: ... no se... eres tú el que me ha llamado, ¿qué quieres?

P: Solo me intereso por tí, ¿cómo te encuentras?

 TUUUU TUUU TUUUU TUUUUU TUUUU

 Claro que si! Eso es la amistad!!

--------------------------------------------------------------

¿A qué viene todo esto?, que son las 10 de la mañana, me aburro como una ostra y lo que más me apetecería del mundo es estar con algún colega diciendo las mismas tonterías de siempre...

El hombre del escalón

El hombre del escalón

Cada mañana, durante estos últimos años, caminando hacia la facultad o hacia las prácticas o sencillamente hacia una determinada dirección sin motivo alguno, un hombre se quedaba mirándome. Siempre ha sido así, de ida o de vuelta. En el mismo sitio siempre, desde bien temprano hasta avanzada la tarde. Me miraba largo y tendido, mientras yo andaba.

Se trataba de un hombre de mediana edad, impecablemente vestido. Con una camisa diferente cada día y un pantalón sencillo, vaquero o de pinza. Limpio. Con una barba cuidada. Se encontraba siempre sentado en el mismo escalón, con la mirada perdida, fumando un cigarrillo y en ocasiones, sobre el mediodía, bebiendo una única cerveza.

Yo caminaba y él me miraba. Así de sencillo. Mi ex novia y yo le solíamos llamar: "el pobre más elegante del mundo". Suposiciones claro. Pasábamos delante suya, me miraba, sonreíamos y decíamos: "es increible que este hombre no se mueve nunca". Pasaron los años, uno, dos, tres y el hombre se convirtió poco a poco en parte del paisaje, cuando ya no tenía con quien comentar su impoluto aspecto, ya no quedaba nada que lo hiciera algo notorio. Pero él allí seguía, yo pasaba y él me miraba, inquebrantable, día tras día. En un par de ocasiones me hizo un gesto con la mano y me pidió por señas un cigarrillo. Yo se lo di. Nada más.

Hasta ayer. Ayer volvía de las prácticas. Aburrido, tarareaba una canción de Bruce Springsteen, ansioso por llegar a casa, cuando le vi. Llevaba tiempo sin reparar en él. Me miró, como no. No se porqué pero le miré, sonreí y dije: "hola". Él inclinó ligeramente la cabeza, sonrió y dijo a su vez: "buenas tardes", luego volvió a su cigarrillo y su cerveza y no me miró mientras me marchaba...

Esta mañana no estaba en su escalón. Quiero pensar que se quedó dormido, o que el desayuno se le alargó más de la cuenta. Pero no se porqué, creo que ya no aparecerá más. Creo que llevaba esos largos años sentado esperando a que alguien se dignara a saludarlo. A que comprendiéramos que no era parte de la calle, "un pobre elegante" o un mudo bebedor de cerveza. Supongo que cada cual tenemos nuestros traumas interiores y el hombre del escalón era incapaz de comprender que conocidos de cuatro años no se dignaran a dirigirse la palabra.

Tópicos contradictorios

Tópicos contradictorios

Una lágrima furtiva,/ un beso envenenado,/ tópicos de lado,/ no me pidas que te escriba.

Que si bien no soy poeta,/ que tan solo soy humano,/ ya no gira la veleta,/ sopla el viento hacia otro lado. 

Corta la cinta adhesiva/ que te sujeta conmigo,/ ¿no es suficiente castigo/ no morir más por tu vida?.

Te regalaba la nada,/ te prometía la vacía soledad de mi cama,/ te merecía sin ser mía,/ te manejaba sin ganas/ y te perdía cada día.

Pero tópicos de lado/ no me pidas que te escriba,/ ya me trae sin cuidado/ donde busques tu salida./ Me basta un día presente,/ me sobran años pasados,/ tenme un segundo enfrente/ y por siglos derrotado.

Desordenar la habitación

Desordenar la habitación

Soñando con un amor imposible, soñando con tenerte entre mis brazos, soñando con verte pasear por la habitación desnuda, soñando con que me mires, me sonrías y te vayas para siempre... Soñando con una noche de verano, cantarte al día siguiente:

Despierta ya, mira que luz
nada envidia el norte al sur
recuérdame que lo de ayer
no se olvida sin querer
Éramos uno y uno y luego dos
más cerca cada vez de un sueño sin adiós
Desordenada habitación.
Son tu calor, hacerte el amor
mis miedos y pasión
tanto soñar con esa flor
mezcla de sol y temporal
El doble filo de un amor real
actores sin guión, un mundo teatral
Función sin hora de empezar.
Deja el frío y entra el calor
y lo oscuro deje paso al color
no me canso nunca de hablar
porque vivo en el silencio más total
diez años antes era igual.
Éramos uno y uno y luego dos
más cerca cada vez de un sueño sin adiós
Desordenada habitación.
Hay algo más, recuérdame
que hay que ordenar la habitación
.

 

Creen que me juego la vida, porque no te conocen

Creen que me juego la vida, porque no te conocen

Cómo gasto papeles recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio,
cómo no te me quitas de las ganas
aunque nadie me vea nunca contigo.

Y cómo pasa el tiempo
que de pronto son años
sin pasar tú por mí
detenida

Te doy una canción
si abro una puerta
y de las sombras sales tú.
Te doy una canción
de madrugada
cuando más quiero tu luz.

Te doy una canción
cuando apareces
el misterio del amor
y si no lo apareces
no me importa:
yo te doy una canción.

Si miro un poco afuera me detengo,
la ciudad se derrumba y yo cantando,
la gente que me odia y que me quiere
no me va a perdonar que me distraiga.

Creen que lo digo todo,
que me juego la vida
porque no te conocen
ni te sienten.

Te doy una canción
y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar.
Te doy una canción
con mis dos manos,
con las mismas de matar.

Te doy una canción
y digo: Patria.
Y sigo hablando para ti.
Te doy una canción
como un disparo, como un libro,
una palabra, una guerrilla...
como doy el amor.

En el punto de partida

En el punto de partida

Una persona me recomendó la película Memento. "Es de las que te gustan a tí... rayante", y vive dios que lo es. Después de verla (2 veces por cierto) me di cuenta de porque me atraía tanto. Me sentía como el protagonista.

Veréis, existe una enfermedad, supongo que tendrá nombre pero no me preguntéis cual, que afecta al almacén de memoria a corto plazo, impide que "crees" nuevos recuerdos con lo cual, pasado un pequeño período de tiempo te encuentras en el punto de partida. Debe ser frustrante, mucho más si eres consciente de tu enfermedad. Imagnaos diez años amando a una persona con todas vuestras fuerzas, de repente os llega esta enfermedad de la que hablo y esta persona muere. ¿Cómo debes sentirte todos los días obligado a "aprender" de nuevo que ha muerto? Incapaz de recordarlo...

Así me encuentro yo, en el punto de partida. Hace un par de meses que no "genero" nuevos recuerdos. Me despierto cada día obligado a recordar cosas que, mientras dormía, eran pura realidad presente. Despierto entre sonrisas, abro los ojos y a mi lado solo un hueco vacío en la almohada. Voy a la cocina, me enciendo un cigarro, preparo el café y espero alguna llamada perdida al móvil del algún compañero de clase. Luego todo viene a mi cabeza con meridiana claridad... sin compañía en la cama, sin absurdas obligaciones lectivas... al día siguiente vuelta a empezar. El problema es que me niego, no quiero aceptar los nuevos recuerdos y acabo retrocediendo aun más en el tiempo. Por la calle entro en ensoñación, de vuelta del trabajo, imagino no ya tres meses, si no tres años, o incluso cuatro. Llego a casa, dejo trascurrir la tarde impidiendo nuevos recuerdos y duermo con tu nombre besando mi boca.

"Quizá haya hecho esto antes, quizá haya quemado miles de cosas tuyas... no me acuerdo de olvidarte"

--------------------------------------------------------------------------------------

Siempre te la quise cantar al oído...

Siempre te la quise cantar al oído...

...y nunca lo hice. Sencillamente porque no eras ella, a medianoche abría un buen champán francés a tu lado (o quizá era una litrona) y dormía contigo, pero soñaba con otra. Tarde me dí cuenta de que quería ir de fiesta a la cocina a tu lado. Demasiado tarde.

---------------------------------------------------------------------

De sobras sabes que eres la primera,
que no miento si juro que daría
por ti la vida entera,
por ti la vida entera;
y, sin embargo, un rato, cada día,
ya ves, te engañaría
con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.

Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso.
Tú que tanto has besado
tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado.

Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin ti contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.

No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sabes lo que digo.

Porque una casa sin ti es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera
en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.

Y cuando vuelves hay fiesta
en la cocina
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría
y al cielo de tu boca el purgatorio
y al dormitorio
el pan de cada día.

 

----------------------------------------------------------------------------

Ahora más que nunca

Ahora más que nunca

Me acuerdo de tu mirada...

De cuando te acariciaba apenas sin tocarte, con un inexplicable temor... era curioso. No me atrevía a acercarme demasiado a tu piel. Era como si temiera mancillarte... claro, yo era joven y tu eras demasiado mayor para mí. Posiblemente no más de tres o cuatro vidas mayor que yo, pero me parecía una diferencia insalvable por aquellos días.

Me acuerdo de aquel tiempo... hace tanto ya. "Podíamos ser todo o nada, pero no importaba lo que eligieramos porque siempre éramos nosotros". Solía sentarme frente a ti y dejar pasar tranquilamente las horas:

- ¿Qué haces? me decías.

- Nada, cuando estás con alguien a quien quieres no es necesario hacer nada más que "estar", ¿no lo sabías?

- "Eres muy raro..."

Siempre acababas riendo, tu risa se rompía en mil pedazos y se colaba por cada rincón de la habitación, de mi vida. Lo llenabas todo y yo era feliz.

Me acuerdo de tu sonrisa...

Siempre sonreías al dormir. Me hubiera gustado saber con que soñabas, imagino que con algo que nunca me confesaste, al fin y al cabo los sueños es lo único que tenemos que podamos llamar "nuestro". No lo sé. Tampoco me importa ahora, ni me importaba entonces. Yo era feliz viéndote dormir. Siempre acababa venciéndome el sueño al menos una hora más tarde que a ti. Esa hora se convertía en el mejor momento del día... me inclinaba sobre tu figura y te observaba. Posiblemente la imagen más bella que me llevaré a la tumba es la de tu cara en ese estado de felicidad, dormida, con un leve palpitar en las pupilas y sonriendo... siempre sonriendo.

Me acuerdo de tantas cosas, pero no me acuerdo de tí. Me arrepiento de haberte conocido y de no reconocerte, me arrepiento de haberte querido tanto. Me arrepiento de mis recuerdos, y me arrepiento de tu mirada y de tu sonrisa.

------------------------------------------------------------------------------

...y ahora, más que nunca, me arrepiento sin dejar de sonreír...