Pastel de frambuesa, besos con sal...
Ésto, damas y caballeros, no es ni más ni menos que las dos mejores descripciones de una mujer en la historia de la música. Yo me quedo con la de Calixto y sus caderas que estaban echas para pecar por las escaleras.
¡Ay, Calixto!
El caso es que mi Calixto… Volvió de luna de miel con un pastel de frambuesa que te miraba y cortaba el hipo y la mayonesa con ese tipo: su vacunita en el brazo, dieciocho añitos y esos malditos ojazos de gata en celo y aquella mata de pelo como una hoguera y unas pestañas con telarañas de terciopelo y esas caderas que estaban hechas para pecar por las escaleras, para enseñarle el pajar, para esperarla en la era, para mancharle el vestido, para cantarle al oído: "reloj no marques las horas" para quitarse el sombrero.
Caballero, qué señora.
Caballero, qué señora.
Caballero: ¡qué señora...!
Besos con Sal
Tus pies bailan un tango con mi pasado,
tus cejas son las rejas de una prisión,
tus labios son el fuego por duplicado,
tu olvido es un descuido de mi pasión.
Tu cuello es una rama para colgarse,
tu mente un crucigrama por descifrar,
tu ombligo anda buscando por donde ocultarse,
tu boca es un milagro de la humedad.
Tus ojos son dos gatos por los tejados,
tu nuca un callejón al oscurecer,
tu pelo es el más negro de los pecados,
tus dientes son agentes de Lucifer.
Tu lengua sale en todas mis pesadillas,
tus uñas acribillan mi corazón,
tus pechos dicen que eres una chiquilla,
tus muslos saben que eres mi perdición.
Tu piel es una patria para mis manos,
tu vientre un desayuno con vino y pan,
por tu cintura sale el sol más temprano
y se mueve el verano cuando te vas.
Tu pubis es un delta de agua salada,
tu falda… la más corta de Chamberí,
tu risa es una lágrima equivocada,
tu cama se inventó para no dormir.
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