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Mi lista de reproducción

Mi lista de reproducción

Mi lista de reproducción cambia tanto como lo hace el tiempo en otoño. Del frío a un calor pegajoso e insoportable y viceversa. Se podría decir que entre los 16 y 18 años la música no era más que letra para mí. En mi obsesión compulsivo literaria de la adolescencia tan solo ansiaba escuchar sentimientos, sentimientos tan cercanos como escurridizos: desamor, olvido, odio sincero, insensatez, locura… En mi inocencia de granos y primeras cuchillas de afeitar, entre cigarros que no provocaban tos y peines que robaban los primeros cientos de pelos, me sentía el chico más desdichado del mundo. No tenía ningún recuerdo doloroso, pero cualquier chiquilla en la edad del pavo que mantuviera un breve affaire conmigo se transformaba en la más puta de las damas de noche.

Pero luego todo cambia. Esos sentimientos que buscaba me abofetearon la cara con brutal sinceridad. Me marcaron el rostro y el alma. No quería saber nada de ellos y mi música cambió al compás que mi visión de la vida. Antes me gustaba imaginarme protagonista de una desdichada ruptura, más tarde me gustaba imaginarme que nunca había roto.  Tras mi fase de “mira que eres zorra, anda y que te follen”, de meses atrás, mi lista de reproducción ha vuelto a cambiar. Ahora no se muy bien en que fase me hallo… quizá en ninguna. Y todo esto venía al cuento de recomendaros el bucle de mis últimas semanas: 

-          Puta desagradecida. Enrique Bunbury. Una oda a toda mujer que se precie en cualquier momento determinado, porque, aunque me lastre con el género opuesto… sois malas.

-          Bitter Sweet Simphony. The verve. Sin presentaciones. Sencillamente la canción que tiene que sonar en mi funeral.

-          Como lo tienes tú. Pereza (también con Bunbury). Sobre contradicciones, indecisiones y todo aquello que sazona la vida. Preciosa.

-          Ciudad azul. Los planetas. “Le digo; ha sido divertido, podemos repetirlo”. O como decir: “ya no me acuerdo de ella pero me gustaría poder hacerlo”

-          Medalla de cartón. Fito y los fitipaldis. La mejor canción del último de Fito, sube el ánimo y nos recuerda que quedan buenas bandas.

-          Acabo de llegar. Fito y los fitipaldis. “Y yo, que siempre voy detrás del error”

-          Vamonos p’al Sur. Joaquín Sabina. Retomando orígenes saltó esta canción del maestro, desde entonces no me la sacó de la cabeza (de nuevo). “Cansado de los besos que no me dabas”

-          Dani California. Red Hot Chili Peppers. Sigo buscando mi propia Dani California, los Red Hot y en especial Jonh Frusciante, suenan como nunca.

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