La generación post mortem
Pertenezco a una generación desangelada, inocua, vacía. Una generación compuesta por individuos errantes, sin dirección; con un pasado inútil, un presente vacío y un futuro absurdo.
Una generación muerta antes de nacer.
Las madres paren a sus hijos sin esperanza alguna. Apenas con la intención de rellenar los vacíos de los que pensaban, reían, soñaban y buscaban un destino mejor. Los de ahora, los de mi generación, tienen en el mundo al alcance de un clic y con eso les basta. Ya no existen gustos musicales, todo es una enorme maraña de mezclas provocada por el reflujo esofágico de la sociedad. La retroalimentación de tendencias. El “ahora aquí y ahora allá”. Es factible escuchar la siguiente afirmación sobre tendencias: “me gustan el reaggeton y los cantautores”, primer gusto para socializarte con la masa, segundo gusto para reivindicarte con la masa. La música siempre ha marcado a la sociedad: del rock transgresivo de los 60 al pop libertario de la movida ochentera, pasando por la despreocupada música disco de los 70. ¿Qué tenemos ahora? Ni tan siquiera música, un simple ritmo de 4 por 4, repetitivo, disonante y artificial, sin melodía. Letras incitando a la vejación de la mujer, vejación que ellas mismas asumen, adoptando el papel de “chica mala” que usa su cuerpo para lograr sus objetivos. Tantos años de lucha y reivindicación del género femenino para llegar a: “quiero alguien que sea malo conmigo, porque yo soy una chica mala…”.
Y llegamos a las relaciones interpersonales de la generación post mortem. Se basan en la fugacidad, en el intercambio de los escasos valores poseídos. Una relación así no puede enriquecer a ninguno de los miembros. Sin cultura, sin sensibilidad, sin pensamientos propios. La relación pasa a ser un mero intercambio de fluidos corporales sazonado con actitudes propias de ente primario. Éste que escribe, ha visto con sus propios ojos un rito de apareamiento animal entre dos seres humanos. El cortejo del macho se produce golpeando a la hembra e increpándola con una sarta de improperios, si ella es receptiva al cortejo emite una especie de sonido que pasa por distintas tonalidades graves hasta alcanzar el umbral del dolor en la máxima expresión de la agudeza sonora. No pido un pañuelo bordado con iniciales ni una carta con un par de gotas de perfume entregada personalmente por una aya, pero que menos que superar el instinto básico de reproducción, ¿no?
La generación post mortem se divide en diversos estratos sociales. Se mueven por grupos, perfectamente identificados por el corte de pelo y la ropa, y su actividad es ciclotímica, en función de las tendencias socio-culturales que vendan los medios de comunicación. Es asombroso pasear por la plaza de tu ciudad un sábado cualquiera y observar “manadas” de individuos.
Muchas veces uno se pregunta a qué generación pertenece. Me niego a pensar que morí antes de nacer, no puedo creer que toda la sociedad en conjunto esté tan vacía como parece. Afortunadamente aun quedan personas que leerán esto y digan: “te comprendo”. Gente que lucha por no caer en un abismo de repetición constante. Gente que piensa, gente que lee. Gente que, a pesar de pertenecer a ella, no se siente parte de la generación post mortem.
6 comentarios
Sirazume -
saco's man -
lalwende -
nooove lo q ta disho... q ere un mono comemierda...!! pegale, pegale!!
Sindejardesonréir -
saco's man -
saco's man -